lunes, junio 25, 2007

No es por importunar, pero...

... mi programa favorito de televisión es "Sepa cómputo".

Superen eso.

lunes, septiembre 04, 2006

Barely legal… el concierto de The Strokes en el DF

- A ver, chavo, deja revisar esa hebilla
- ¡No mames, pinche abrepuertas!

De una vez le anticipo, señor lector: no me resulta fácil reseñar (es un decir) a los Strokes. Desde que a alguien se le ocurrió etiquetarlos algo así como “el grupo salvador de rock”, el 96% de lo que se escribe de ellos pretende demostrar la certeza irrefutable o la aberrante falsedad del enunciado y, pues bueno, las reseñas de sus conciertos caen, irremediablemente, en la repetición de este cliché (o lugar común, como usted prefiera).

En fin, ¿qué le cuento?; Palacio de los Deportes, sábado (tarde noche), es septiembre y no llueve, todo comienza bien. Para variar, llego con 2 horas de anticipación porque mi boleto es de pista, y alcanzo lugar en la hipotética fila 10 ó 12. Primer dato: puro adolescente no mayor a los 22 años (¡yo tengo 27!).

Parece que los de OCESA han encontrado la piedra filosofal en materia de control de masas, ya que en la larga espera para ver al grupo principal, toman video de la gente que asiste al concierto y lo exhiben en las pantallas, con lo cual todos están divertidos.

Evidentemente, esos genios del monopolio del entretenimiento han sabido aprovechar la mexicana tradición de hacer pendejadas mientras uno aparece en la televisión o en sus sucedáneos, misma que divierte al público que las está viendo, en magnitud directamente proporcional al grado de pendejez de las escenas. Para ser sincero, sucumbí ante lo siguiente: una regordeta señorita finta encuerarse y un chavito de 10 años presencia divertido la escena. Mientras tanto, el papá del chavito alienta activamente el despojo de la ropa y está a punto de sacar el billete para ponerlo en la tanga de la entusiasta, aunque se abstiene de hacerlo, no por un repentino ataque de pudor, sino porque, a juzgar por su actitud, sólo le quedan billetes de a 20.

A las 20:15 horas, aparece el grupo abridor, los Dandy Warhols. A diferencia de otros grupos que aparecen como teloneros, mismos que la tacañería de los promotores nos obliga a presenciar, creo que éstos estuvieron bien. Además, en la pura tradición personal del gusto culposo por TODAS las cantantes de boda, la tecladista me gustó (al menos, tenía un magnífico lejos).

Bueno, a las 21:40, por fin, aparecen The Strokes. Debo admitir que el inicio del concierto es simplemente sensacional: fuerza, actitud, potencia, 1,2,3 riffs poderosos. Claro, esa máquina de crear y ejecutar rock con melodías cronométricamente perfectas, todavía está ahí, tal como hace 2 años. Todo iba perfecto…

De repente, empezó a desinflarse. Sí, lo sé, Julian Casablancas mostró estar conmovido, pero, vamos, tan conmovido como puede estarlo un pescado a la talla; sí, también el conjunto estaba perfectamente sincronizado, pero la voz y la segunda guitarra se escuchaban saturadas; sí, inclusive el vocalista es muy carismático, pero todavía le faltan años luz para ser un verdadero front man. No sé bien qué fue lo que pasó, de hecho, fue un buen concierto, nada más y nada menos (me emociono con The Modern Age y con Reptilia), pero creo que el tren de los Strokes pasó por mi cara demasiado tarde.

Ahora que lo pienso, debí advertirle desde un principio, señor lector, que todavía no me acostumbro a que me digan señor, pero me caga flagrantemente que me digan chavo.

jueves, agosto 31, 2006

Yo quiero llamarme Jarvis Cocker

... porque, la verdad, suena bien chido

viernes, julio 21, 2006

Estadística Femenina

- 85% de chavas que se llaman Érika y 77% de chavas que se llaman Claudia, son buena onda.

- 9 de cada 10 mujeres que se llaman Mariana, son guapas.

- 5 de cada 7 mujeres que se llaman Vanesa, también son guapas, pero, dentro del subgrupo de guapas, el 89% son mamonas (o algo mamonas).

- 6 de cada 8 mujeres que se llaman Carla, son cabronas (especialmente, con los hombres).

- 94% de las mujeres que se llaman Margarita, nacieron antes de 1970.

- 8 de cada 10 mujeres que se llaman Xóchitl o Sonia, son feas.

- 2 de cada 5 chavas que se llaman Jennifer, viven en Lomas Verdes, Ciudad Satélite o Arboledas.

- 7 de cada 9 chavas que se llaman Sofia, andan con un wey que se llama Diego, Santiago o Mauricio.

- 4 de cada 5 chavas que se llaman Georgina, son distraídas o chistosas, o ambas.

- 7 de cada 10 mujeres que se llaman Patricia, tienen temperamento fuerte (o de plano, tiene un carácter explosivo o muy explosivo).

- 68% de las mujeres que se llaman Cristina o Verónica, tienen el pelo negro o castaño oscuro.

- 50% de las mujeres que se llaman Fernanda o María Fernanda, me gustan en algún grado.

- 46% de las mujeres que se llaman Elizabeth, actualmente tienen el pelo teñido.

- 65% de las mujeres que lean este post, se sentirán aludidas (para bien o para mal).

- 9% de las anteriores, dejarán algún comment.

- 3% de los anteriores, será un comentario que no vendrá al caso.

jueves, junio 29, 2006

Elevador

Ella (en tono algo coqueto): Me acordé mucho de ti.

Él (visiblemente emocionado): Ah, ¿si?, y ¿por qué?

Ella (amable, a secas): Es que ayer me metí en un bache…


martes, junio 13, 2006

¡ Estamos hartos de...


Pinche Zague, te pasas

… de que Luis Roberto Alves “Zague” siga hablando como brasileño! De veras, me cae que pobre país, Zaguinho llegó hace más de 20 años a México, tiempo en el que, seguramente, ha convivido con taqueros, mecánicos y taxistas, lo cual debe haberle proveído el timbre suficiente para hablar como cualquier chilango estándar. Por eso, no entiendo cómo carajos sigue hablando con su ridículo acentito brasileño, como si acabara de llegar al país. Misterio insondable.

sábado, diciembre 10, 2005

Simplemente lo adoro...


Mi hijo Luis Leonardo. Nunca pensé que un hijo fuera una experiencia tan maravillosa.

miércoles, noviembre 16, 2005

Estampas Burocráticas II

En toda oficina pública, de cualquier nivel, siempre hay una secretaria / asistente / archivista, de nombre Lupita / Rosita / Martita.
Por supuesto, tales servidoras públicas entran en mi personalísima categoría de gusto culpable. Carezco de sólidos conocimientos sobre ellas, pero eso sí, mantengo una permanente inquisición sobre su indefinición: más o menos atractiva; más o menos de 30 años; más o menos insinuante; más o menos casada; más o menos bulliciosa; más o menos guadalupana; más o menos lumpen; más o menos chichona; más o menos nalgona (pocas veces ambas a la vez); más o menos “castaña clara”; más o menos sujeto de esta mirada lujuriosa…
En fin, sirvan estas líneas como homenaje a la coquetería persistente de su ambigüedad.
(Este post fue escrito mientras algún burócrata, en alguna dependencia gubernamental, consumía una torta de milanesa, con harto aguacate, una agua de jamaica clight, y para rematar, una jericaya de 4 pesos)

miércoles, octubre 26, 2005

Estampas Burocráticas I



Escena: Oficina de alto nivel en la administración pública. Un jueves cualquiera, 21:45 horas.
Personajes:
Horta: nuestro héroe local
Lic. Peralta: capataz de Horta
“El Jefe”: entidad cuasimetafísica que siempre ordena algo urgente, pensando, según él, en evitar las crisis constitucionales de la República.

Lic. Peralta: Horta, tenemos un bomberazo, ven a mi oficina rápidamente.

Horta (siempre dispuesto): Sí, Lic., ahorita voy.

Horta se dirige presuroso. Agitado, atiende instrucciones.

Lic. Peralta (visiblemente alterado): Mira, Horta, El Jefe me ha pedido que preparemos (kimosabi) tarjeta urgente dirigida al Primer Ministro, en la que debemos explorar “todos y cada uno de los escenarios políticos y jurídicos” (¡!), que pueden ocurrir en el caso de la defenestración pública del “Pescado” Gómez.

Horta: P-p-pero Señor, es demasiado arriesgada la maniobra, tenemos la opinión pública en contra. ¿El Primer Ministro está de acuerdo? ¿Ya consideraron los riesgos? Además, son casi las 10 de la noche, y los del Departamento de Consultas Necesarias ya se fueron.

Lic. Peralta (ya encabronado): ¡¡¡No me importa, el Primer Ministro ya tomó la decisión, se aplicará la ley, caiga quien caiga, y está esperando la tarjeta ahorita…, te estoy pidiendo que la hagas túuuu.!!!

Rápidamente, nuestro héroe local prepara la nota solicitada. Pone en práctica sus conocimientos en derecho constitucional, sus lecturas de editoriales de periódicos extranjeros y, sobre todo, algunos capítulos de The West Wing. Asimismo, pide una Coca de dieta y encarga a su joven ayudante, el licenciado Gutiérrez Huitrón (52 años), que saque unas tesis del IUS.

Dos horas más tarde, Horta termina el trabajo. Contempla su obra, y ve que es buena. Piensa – ingenuo – que una vez más, ha salvado a la Nación.

Horta: Listo, Lic., está terminada. ¿Vamos a pasar a acuerdo con el Ministro de Justicia?

Lic. Peralta (indiferente): No, Horta, ya no es necesario.

Horta: ¿P-p-por qué?

Lic. Peralta (a punto de retirarse): Lo siento, el Ministerio del Interior se nos echó para atrás, y convenció al Primer Ministro que esta acción socava las instituciones democráticas. Por lo tanto, no vamos a tocar al “Pescado”.

Horta sale totalmente disgustado. Son las 12:00 A.M. y se da cuenta, una vez más, que su trabajo no ha servido de nada. En un plano atrás, aparece “El Jefe”, acompañado de sus guardaespaldas “El Califa” y “El Nene”, soltando una carcajada, pues está feliz de irse de la oficina. Después de haber dormido en su privado por 2 horas, alegre y locuaz, se dirige a la cena que tendía agendada con el personal diplomático acreditado en la República.

Horta se dirige a su casa, exhausto. Se va a la cama sin cenar.

viernes, septiembre 23, 2005

Intensa movilización policíaca... el concierto de INTERPOL

But you're so cute when you're frustrated, dear
Yeah, you're so cute when you're sedated, oh dear


Jamás he podido negar, de una manera más o menos creíble, mi fascinación por las nuevas bandas de rock (es un decir) que surgen día con día. Bien podría ser una obsesión enfermiza por lo novedoso, pero ahora que lo pienso, no, no se trata de eso. Es algo un poco más íntimo.

En realidad, busco en esas canciones, en esa música, en esas letras, un botón específico, una palanca explosiva que detone nuevas emociones, o que al menos, me recuerde algunos viejos sentimientos que andan por ahí arrumbados. Por eso me gusta U2, porque tiene la precisa virtud de emocionarme, de conmoverme, y eso es lo que más busco, y eso es lo más me cuesta trabajo encontrar. Y mira que han desfilado por mis oídos, White Stripes, Pulp, Doves, Vines, Hives, Blur, (Oasis no, me cagan), Coldplay, o inclusive Radiohead, pero no, nada más no encuentro esos detonantes nucleares.

Por eso, no deja de parecerme extraño que INTERPOL me guste tanto, porque, mira tú, es una banda totalmente anti emotiva; es la antimateria de las emociones. Porque escucharla me produce una dulce decadencia, una ligera depresión en la que de pronto me encuentro cómodamente instalado, que se te mete por las venas, así… suavecito. O quizás por eso me guste, porque, en términos generales, es la música que combina perfectamente con el desencanto del tipo huraño, poco amable, que realmente soy (este último comentario, con copia para Madame López).

Y pus bueno, detalles técnicos del concierto sobran: el muy talentoso bajo de Carlos Denler, con problemas de ecualización; la tarola de Sam, un poco brincona; la guitarra de Kessler, magnífica, y finalmente, la guitarra de Paul, con algunos problemas a la mitad del concierto, pero su voz, bastante buena. La selección de canciones fue también buena, pero, como siempre, faltó una: C’mere. Las más brillantes: PDA y Public Pervert. La asistencia, un poco de todo: wannabes del vocalista; desubicado individuo cometiendo delito de portación de playera prohibida… ¡una de Velvet Revolver!; chicas guapas con peinados chafas; chicas chafas con peinados chafas; una hermosa roquera con lentes de pasta, tan cerca y tan lejos de mi; una mini playera de INTERPOL para Leonardo, adquirida de último minuto; nacos que consumen ICEE de limón y papas con salsa, minutos antes del concierto (parecía que iban a un partido necaxa – atlante), etc. LO PEOR: definitivamente, el grupo abridor, Los Dynamite, urge que se dediquen a otra cosa.

Hay un detalle de esta noche que me pareció inquietante: docena y media de canciones, unas escasas palabras en español del vocalista, y un juego de luces sumamente simple, producen lo que para mi era inconcebible con INTERPOL: 10000 mexicanos brincando, emocionados, festejando. Yo, en cambio, preguntándome, perplejo, cuál es el maldito motivo de la alegría, mientras tanto me dejo envenenar, cierro los ojos, me pongo las pantuflas, y feliz, me echo a dormir en los doscientos sofás que están disponibles para mi.

martes, agosto 02, 2005

Mi camisa morada tornasol


(Variaciones etílicas sobre un suceso vacacional en alguna playa mexicana)

No sé por qué me quitaste la camisa esa noche. A lo mejor si tuviera un abdomen que resaltara los cuadros musculares del famoso dibujo antropomórfico de DaVinci podría entenderlo, pero no, estoy un poco (sólo un poco) panzón, tengo un color de piel parecido al papel bond y no tengo ningún detalle físico que tus revistas frívolas califiquen como atractivo.

Cualquiera pensaría que querías cierta dosis de cariños. Sin embargo, están equivocados, porque el hecho de descamisarme te causó muy poco rubor. También he descartado la teoría que sostiene que lo hiciste por jugar, ya que no te burlaste de mi barriga, y sólo sonreíste un poquito, como no queriendo. Después me tomaste una foto (muy mala, por cierto), tiraste la camisa y te fuiste.

Seguramente caerás en la tentación de argumentar que estabas borracha, pero no, no me convencerás con esa gastada excusa. El alcohol provoca que la gente se vuelva, digamos, laxa, pero no provoca que tengamos deseos que antes de la borrachera no teníamos. Todavía espero tu respuesta, porque aparte de que me sorprendiste absolutamente, cuando jalaste la camisa me rasgaste ligeramente mis intimidades (insértese aquí mi cara medio apenada), y créeme que eso bien vale un capítulo adicional en esta historia.

Además de este cuento sobre una camisa sin torso, dijiste que cuando llegáramos a esta cuidad íbamos a vernos. A la fecha, no te he visto ni una sola vez, todavía tengo mi camisa… ¡y tú me debes una explicación!

martes, junio 28, 2005

Lluvia

Recuerdo con placer aquellos fuertes aguaceros que acompañaban mi cascarita futbolera. A la (no tan) tierna edad de 9 años, no había algo mejor que un gol gana, con marcador 12 – 11 favorable a mi equipo, y el cielo cayéndose a cántaros. La lluvia me hacía sentir que había ganado el Mundial de fútbol, en el emblemático Wembley, y poco importaba que el equipo contrario fueran mis vecinos que me caen gordos.

Otra clase de lluvia, aquélla ligera y constante que cuando te das cuenta te ha empapado por completo, me hacía divagar con mis novias imaginarias en aquél salón 26 de la secundaria. La aburrida clase de matemáticas era sustituida por mis sueños proto eróticos con alguna de las veintitantas niñas que debutaban en un colegio que tradicionalmente había sido de varones.

Hoy, las gotas de agua que caen como racha esporádica que va y viene, me hacen sentir un poco viejo. No porque me enoje por el tráfico caótico que causan en la ciudad, sino porque ahora me empiezo a acordar de aquellos goles de coladerita que anotaba, y sobre todo, de aquella niña a la que nunca me atreví a hablarle.

miércoles, mayo 25, 2005

Cuarto 916

Ahí estoy, inmóvil, entre despierto y no. El reloj marca las 3 de la mañana, y sólo de esa manera tomo conciencia que ha oscurecido en el cuarto 916. Definitivamente no me ha importado que estoy recostado con la misma ropa de hace días. Hace bastante calor.

Estoy solo; los parientes, amigos y demás conexos se han ido desde hace varias horas. Probablemente hicieron bien en haberse marchado, claro, de haber sabido lo que sucedió después. Ahora que lo pienso, no me pude despedir de mi mamá. En verdad, yo estaba seguro de que no era necesario.

De repente, una enfermera me avisa, con ese tono de voz que indica las malas noticias, que requieren mi presencia en terapia intensiva. ¡Blam¡ Desde ese momento supe que algo se había roto, que algo estaba a punto de ser nunca jamás. Cinco pisos abajo, con un olor a limpieza rancia, la veo. Ahora todo tiene rostro de irreparable. No puedo olvidar su cara hinchada por el oxígeno que le inyectaban, tampoco puedo olvidar sus ojos casi inertes, oprimidos entre sus párpados, con trazas de cinta adhesiva para evitar que se salieran de órbita.

Esa cara bonita pero maltrecha, ese cuerpo algún día fuerte, y hoy conectado a tubos de varios colores y tamaños, esa doctora de guardia, esa sábana de hospital que alguna vez fue blanca, esas lágrimas secas, todo eso fue nuestra despedida. Siento que debimos decir adiós de mejor forma; se fué con un modo grosero, sin decir nada, sin estar siquiera consciente.

Los doctores dijeron que no sufrió; no les creo. Recuerdo que le dije, sollozando, que tenía que ver a los hijos de su hijo, que todas las personas merecemos 2, 3, 4... 20 oportunidades, inclusive personas con su enfermedad, pero no contestó nada, sólo le salió sangre violeta por la nariz. Pensé que me había escuchado, que su sangre era señal de que mis palabras le estaban ayudando, pero los doctores dijeron que no, que había estado haciendo eso durante las últimas 10 horas. Más tarde, finalmente falleció, justo después del mediodía.

Todavía no sé qué fue lo que sucedió ese 28 de abril. Solamente recuerdo mi boca seca, un sol espeso y polvoso que me deslumbraba y una maleta con la ropa que se llevó al hospital, intacta. ¿Qué habrá sido de esa ropa? ¿Qué va a pasar conmigo?

viernes, abril 15, 2005

¡Qué buena rola!

Desde pequeño he escuchado música. Recuerdo con cierta ternura que mi padre compraba discos de vinilo de los hermanos Rincón (creo que así se llamaban) que calificaban en la categoría “cantautores”, e interpretaban rolas infantiles de corte setentero y proto comunista. Agradezco los esfuerzos paternos para formarme una cultura musical, pero en honor a la verdad es que dichos hermanos (con todo y patillas) eran una hueva.

Más tarde, mi contacto personal con la música nació cuando tenía 9 ó 10 años. En esa época jugaba futbol en el equipo gatos negros (no se burlen), en pumitas, y todos los jueves tenía entrenamiento en una cancha de tierra que olía a drenaje (ahora entiendo, en realidad sacaban la tierra de ahí). Pues bien, después del entrenamiento, terminaba todo sucio y sudado. Prendía la radio y me metía a bañar. Obviamente, sintonizaba “Radio Alegría” (1440 AM), y escuchaba las canciones del movimiento (es un decir) “Rock en tu Idioma”. Los éxitos del momento eran interpretados por Soda Stereo, Enanitos Verdes, Hombres G, Radio Futura, etc. En esa época, la censura sí funcionaba, pues en “Devuélveme a mi chica”, la frase “sufre, mamón”, era ocultada por sonidos de tamborcitos editados ad hoc, o bien, otro recurso era silenciar la voz del no menos lactante David Summers.

Los años transcurrieron, y dos hechos marcaron mi gusto musical en forma definitiva. Uno, cuando con mis propios y magros ahorros compré el cassete del álbum “violator” de depeche mode, en un supermercado de villa coapa (¿o qué, a poco se puede en otro lugar, rafita?), mismo que estaba de rebaja, pues en las tiendas de autoservicio la gente nunca compra discos de INTERPOL o franz ferdinand, por decir algo, sino discos de alejandro fernández, pedrito fernández, vicente fernández, y demás artistas de palenque. Dos, cuando en Discos “Zorba” (una extinta tienda de discos cuyo logotipo era medio copiado de “discos throb”, serie ochentera que pasaban en Imevisión), escuché “Smells like teen spirit” de nirvana, rola que me impactó ese sonido, y volví a ahorrar hasta comprar el cassete del álbum “nevermind”, previo regaño de mi madre, quien consideraba la portada un tanto obscena.

Pues bien, a partir de ahí, y hasta la fecha, me he esforzado por escuchar estaciones de radio que toquen “rock” en español e inglés (el esfuerzo radica en que cada vez van quedando menos, condenándonos a escuchar noticieros repetitivos y música top 40 del peor pop en español). Algunos amigos, fiestas familiares y el kazaa han hecho el resto.

Hoy en día, he logrado condensar la pequeña gran lista de las canciones que me gustan de una manera ultra culposa. Es decir, todas aquellas oscuras rolas que nunca llegaron a ser sencillos, que nunca tocaron en ninguna clase de antro, y sobre todo, que nunca me atreví a escuchar enfrente de mis novias, amigos y/o familiares. Quien esté libre de culpa, que toque la primera nota:

1. La fecha especial, de Fobia.

2. Te estoy mirando, de Caifanes, en aquélla hermosa época en que Saúl Hernández no covereaba a… ¡Juan Gabriel!

3. Fue, de Soda Stereo, mucho antes de que Ceratti pretendiera vestirse como el Principito.

4. Jesús dont want me for a sunbeam, cover de no sé quién, interpretado por Nirvana.

5. Under control, de The Strokes (aunque no te parezca, pinche Michel)

6. Una mañana, cover de José José, intepretado por Café Tacvba

7. Como Fue, de Beny Moré (esta sí les gusta a mis tías, y cuando la escucho suelo llorar, porque me recuerda a mi madre)

8. Narc, de INTERPOL (lo sé, es un gusto un poco snob)

9. Seether, de Verucca Salt (esta sí fue publicada como sencillo, pero quién chingados se acuerda del grupo)

10. Party Girl, de U2 (no la versión en estudio, que es una basura, sino la versión en vivo en el legendario concierto en Red Rocks, Colorado)


¡¡Uff, nadie dijo que sería fácil salir del clóset melómano!!

Toda confesión conlleva súbitas reacciones y riesgos múltiples. Para no mencionarlos todos, sólo enumero cuatro: A. Que mis amigos y los amigos de mis amigos, me reten a “tu ídolo es…” con puros nombres de grupos caquita; B. Sea considerado un José Agustín de cuarta; C. Que los lectores escuchen las rolas, que en una de ésas, les lleguen a gustar y una vez consumado lo anterior, mi dorada lista se vaya directito a la basura; y D. todas las anteriores.

P.D. Para los neófitos en materia Luis Fernando, próximamente escribiré un artículo sobre el jueguito “tu ídolo es…”

Día 1

Bueno, hoy empiezo con este blog. No espero, ni de lejos, ser su germán dehesa región 24 (si es que esto es posible), pero lo que sí quiero es que este blog no termine como mis experimentos de primaria, aquéllos de frijolito con algodón y agua, los cuales nunca germinaban, debido, casi siempre, a mi crónica desidia.

Como decía mi abuela, pásenle a lo barrido...