¡Qué buena rola!
Desde pequeño he escuchado música. Recuerdo con cierta ternura que mi padre compraba discos de vinilo de los hermanos Rincón (creo que así se llamaban) que calificaban en la categoría “cantautores”, e interpretaban rolas infantiles de corte setentero y proto comunista. Agradezco los esfuerzos paternos para formarme una cultura musical, pero en honor a la verdad es que dichos hermanos (con todo y patillas) eran una hueva.
Más tarde, mi contacto personal con la música nació cuando tenía 9 ó 10 años. En esa época jugaba futbol en el equipo gatos negros (no se burlen), en pumitas, y todos los jueves tenía entrenamiento en una cancha de tierra que olía a drenaje (ahora entiendo, en realidad sacaban la tierra de ahí). Pues bien, después del entrenamiento, terminaba todo sucio y sudado. Prendía la radio y me metía a bañar. Obviamente, sintonizaba “Radio Alegría” (1440 AM), y escuchaba las canciones del movimiento (es un decir) “Rock en tu Idioma”. Los éxitos del momento eran interpretados por Soda Stereo, Enanitos Verdes, Hombres G, Radio Futura, etc. En esa época, la censura sí funcionaba, pues en “Devuélveme a mi chica”, la frase “sufre, mamón”, era ocultada por sonidos de tamborcitos editados ad hoc, o bien, otro recurso era silenciar la voz del no menos lactante David Summers.
Los años transcurrieron, y dos hechos marcaron mi gusto musical en forma definitiva. Uno, cuando con mis propios y magros ahorros compré el cassete del álbum “violator” de depeche mode, en un supermercado de villa coapa (¿o qué, a poco se puede en otro lugar, rafita?), mismo que estaba de rebaja, pues en las tiendas de autoservicio la gente nunca compra discos de INTERPOL o franz ferdinand, por decir algo, sino discos de alejandro fernández, pedrito fernández, vicente fernández, y demás artistas de palenque. Dos, cuando en Discos “Zorba” (una extinta tienda de discos cuyo logotipo era medio copiado de “discos throb”, serie ochentera que pasaban en Imevisión), escuché “Smells like teen spirit” de nirvana, rola que me impactó ese sonido, y volví a ahorrar hasta comprar el cassete del álbum “nevermind”, previo regaño de mi madre, quien consideraba la portada un tanto obscena.
Pues bien, a partir de ahí, y hasta la fecha, me he esforzado por escuchar estaciones de radio que toquen “rock” en español e inglés (el esfuerzo radica en que cada vez van quedando menos, condenándonos a escuchar noticieros repetitivos y música top 40 del peor pop en español). Algunos amigos, fiestas familiares y el kazaa han hecho el resto.
Hoy en día, he logrado condensar la pequeña gran lista de las canciones que me gustan de una manera ultra culposa. Es decir, todas aquellas oscuras rolas que nunca llegaron a ser sencillos, que nunca tocaron en ninguna clase de antro, y sobre todo, que nunca me atreví a escuchar enfrente de mis novias, amigos y/o familiares. Quien esté libre de culpa, que toque la primera nota:
1. La fecha especial, de Fobia.
2. Te estoy mirando, de Caifanes, en aquélla hermosa época en que Saúl Hernández no covereaba a… ¡Juan Gabriel!
3. Fue, de Soda Stereo, mucho antes de que Ceratti pretendiera vestirse como el Principito.
4. Jesús dont want me for a sunbeam, cover de no sé quién, interpretado por Nirvana.
5. Under control, de The Strokes (aunque no te parezca, pinche Michel)
6. Una mañana, cover de José José, intepretado por Café Tacvba
7. Como Fue, de Beny Moré (esta sí les gusta a mis tías, y cuando la escucho suelo llorar, porque me recuerda a mi madre)
8. Narc, de INTERPOL (lo sé, es un gusto un poco snob)
9. Seether, de Verucca Salt (esta sí fue publicada como sencillo, pero quién chingados se acuerda del grupo)
10. Party Girl, de U2 (no la versión en estudio, que es una basura, sino la versión en vivo en el legendario concierto en Red Rocks, Colorado)
¡¡Uff, nadie dijo que sería fácil salir del clóset melómano!!
Toda confesión conlleva súbitas reacciones y riesgos múltiples. Para no mencionarlos todos, sólo enumero cuatro: A. Que mis amigos y los amigos de mis amigos, me reten a “tu ídolo es…” con puros nombres de grupos caquita; B. Sea considerado un José Agustín de cuarta; C. Que los lectores escuchen las rolas, que en una de ésas, les lleguen a gustar y una vez consumado lo anterior, mi dorada lista se vaya directito a la basura; y D. todas las anteriores.
P.D. Para los neófitos en materia Luis Fernando, próximamente escribiré un artículo sobre el jueguito “tu ídolo es…”